jueves, 26 de agosto de 2010

Nocturno II


En esta noche, tenerte lejos es una carga dura de llevar; arde en el pecho la distancia, y me lleno de miedos.

Este terrible tiempo que se pasa tan lento y deseo que llegué de una vez por todo el día de verte, abrazarte y darte un beso que valga siglos. No estás ausente porque te tengo aquí dentro, pero duele profundamente no poder tocarte. Un fuego frio que quema y deja solo vacío. Te necesito, tus besos de agua que alivien el ardor, mi bombero niño. El fuego de un abrazo que abrigue mi asustado y adolorido corazón.

Solo pido a Dios que sea pronto el reencuentro, que los días de espera se pasen fugases y que nos llene de paciencia, para que juntos como aquella noche, cuidemos esta llama que se encendió de tu mano y la mía.

Esto es real, eso siento, a pesar de los incrédulos y las dudas, a pesar de los demás y sus opiniones. Yo creo en esto que siento y está vivo, creo en ti, en mí, en nosotros. Y con todo esto creo más en Dios, en el amor. Te espero, te extraño, te adoro mi felíz cabellero de fuego y agua.